26 marzo 2013

Pájaros Rojos, sobrevuelan la memoria y cantan por justicia


“Hay dolores que han perdido
La memoria y no recuerdan
Que son dolores
Tenemos un mundo para cada uno
Pero no tenemos un mundo para todos.”Graciela Pernas Martino

En el museo de Artes Visuales e Histórico de Florencio Varela, el pasado 16 de marzo, una Madre de Plaza de Mayo vino a presentar un libro llamado Pájaros Rojos. Se trataba de Alba Martino, madre de plaza de mayo de la plata, alineada con madres fundadores de Bs. As. Quien tiene a su hija detenida desaparecida desde octubre de 1976. Graciela Pernas Martino, autora de Pájaros Rojos. 
Alba o Ñeca como también la llaman tiene sus ojos llenos de historia, una mirada profunda y a la vez transparente que parecieran transmitir con solo mirarla la búsqueda constante, que no cesa. Al escucharla, con su voz serena y firme, detalla parte de su historia de mujer, profesional y  sobre todo madre. “Bueno he trabajado… son muchos años… (risas) son muchos años que he trabajado, primero como madre después como abogada. Interviniendo en juicios, es decir cuando llegaron las leyes. Primero acompañando a testigos en el Juicio a la Junta de Alfonsín. Después corriendo detrás de los juzgados cuando Alfonsín mando las instrucciones a los fiscales donde se dieron, no me acuerdo, si eran 60 o 90 días para presentar inculpados. Corriendo por las cámaras penales con los demás abogados de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Plata (APDH). Bueno la plata fue una ciudad vaciada, así como lo fue Córdoba, por la cantidad de estudiantes y de obreros,” comienza a narrar Alba.
En su relato es imposible trasladarse en el tiempo entre ese pasado oscuro, lleno de dolor y este presente que intenta hacer justicia, no sólo con los juicios sino con todo el trabajo que se hace para recuperar la memoria colectiva. Un pasado que a muchos duele, avergüenza y lastima. Pero en ese pasado también estuvieron jóvenes como Graciela, que soñaban en un momento en donde soñar era una condena.
“Pasaron muchos años y se han hecho muchas cosas de lucha. Fue una ruleta rusa aquello, a quien le tocaba y a quien no le toco. Una misma dice como la canción “varias veces me morí, varias resucite”. Fue duro… la búsqueda fue dura. Eso fue lo mas duro… la búsqueda. Cuando se fue la comisión de la Organización de los Estados Americanos (OEA), todos tuvimos la sensación de que allí ya no iban a aparecer más. Es decir, ahora estamos “disfrutando” te diría yo de los juicios. Es una satisfacción. Aún viejos, yo los veo entrar a la sala del juicio de la plata, esposados, le sacan las esposas, vienen en camiones celulares de la policía. Importar no les importa, pero bueno están ahí. Y luego esa sentencia maravillosa que nos toco en la plata en el circuito Camps fue realmente increíble. Es decir de ahí podrían surgir muchos juicios, vamos a ver cómo sigue la historia de la sentencia esa, porque se inculpa a todos los médicos, curas, etc responsables, jueces y poder judicial responsables que vio a los torturados y no hizo nada, “continúa Ñeca.  
Graciela Pernas Martino  su hija, detenida desaparecida a los 20 años.  “Se casó con el único novio que tuvo, Julio Poce, el 22 de marzo de 1976. Y tal era la ignorancia de uno con lo que iba a venir, que les hice una fiesta en mi casa. Y yo insistí en hacerles la fiesta. Bueno ya habían matado al compañerito que estudiaba con mi hija y mi hija estaba durmiendo en casa, porque lo acribillaron las tres A en el 75, así que después de eso, el negrito Rocamora, ya mi hija no vivía en casa. No obstante yo les hice una fiesta de casamiento en casa. Terrible. Es decir, porque nadie sospechaba lo que iba a venir. La siembra de ese terror. Y lo que vino después. Bueno, a mi hija se la llevaron el 19 de octubre de 1976. Al mes justo tuve la primera noticia. Una señora, que salió, después me enteré del Protobanco o sea anterior al banco, Puente 12 de Ezeiza. Que llamó por teléfono y dijo, “Graciela y Julio están bien. Es lo único que voy a decir”. En el puente 12 tengo tres testigos, el otro Elio López declaró ante la OEA y fue llevado de nuevo. Después declaró en Santa Fe no sé ante quien, pero hizo una declaración y no se presentó más. A ese testigo me lo encontré en la  cola de la OEA. Porque nosotros, íbamos hacer la cola todos los días en La Plata, para ser la cola más grande. Aunque hubiéramos  declarado en la OEA hacíamos la cola todos los días.  Y bueno, ahí recuerdo que pasaban los taxis del intendente de Bs As Cacciatore, diciendo “Somos derechos y humanos”. La tercera persona que estuvo con ellos allí, es una chica que no anda nada bien, he querido conectarme de nuevo con ella pero no…pero con ella me conecté oportunamente en Bs As,” recuerda Ñeca.
En una recorrida por la memoria, develando algunas de los fragmentos  vividos y otros tantos contados, Alba relata su encuentro con los testigos, con los compañeros, con las personas que vieron a su hija. “Después el Pozo de Banfield, si también tuve una chica que se fue a Australia, que estuvo el año pasado conmigo y declaró el año pasado. Un muchacho que se fue a Toronto y no había declarado más, salvo por vía diplomática en Toronto. Declaró en el juicio del Circuito Camps el año pasado, y cuando salió de la declaración me abrazaba fuerte, y claro yo lo conocí de muchacho joven, y treinta y pico de años después, me abrazaba fuerte y temblaba, íntegro y en mi oreja decía “Graciela me decía, ya vas a ver que vamos a tener suerte y vamos a salir” con su voz serena  comenta Ñeca.
Todavía sorprendida por su propio relato alba expresa con admiración “O sea mirá todas las noticias que tenía, hay gente que no tiene ni una noticia de su hijo o hija. Mira todo lo que me llegó a mí. Y bueno… así que La búsqueda fue larga…”
Graciela pintaba y trabajaba la cerámica, estaba trabajando en la librería Kier en Bs As. Se habían mudado a la capital junto con su marido por las amenazas, que habían recibido en La Plata, “sobre todo el marido que era el que activaba en realidad Graciela era la compañera de él. Cuando lo fueron a buscar a las 3 de la mañana, supe también por los que estuvieron adentro que Graciela alcanzó a subirse al techo muy alto, altísimo de atrás del departamento y julio cayó herido en una pierna cuando se estaba subiendo y Graciela se bajo del techo” expresa Ñeca.
En referencia a “Pájaros Rojos”, Ñeca dice “Yo después de tantos años logre  publicar un libro con poesías, con los papelitos que pude  recoger de entre los escombros de la casa de Graciela. Pero, este libro nació de un encuentro que tuve en el juicio de Etchecolatz en La Plata con Gustavo Oliva.” Gustavo le recordó a Ñeca que todo lo que había hecho Graciela valía la pena ser publicado, compartido. Así se dio a la ardua tarea de armar un libro, con trozos de poemas, poesías y reflexiones que describen una forma de ver la vida.
Este libro me ha devuelto a Graciela. Lo tiene a la venta la cooperadora del Colegio Nacional, la Comisión por la memoria de La Plata, la APDH de La Plata. Ha sido declarado de interés en todo el país” emocionada y orgullosa de semilla que seguirá floreciendo a través de sus páginas.
El libro fue declarado de Interés Legislativo por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y de Interés por la Provincia de Buenos Aires, así como en otras tantas ciudades y provincias de todo el país. Graciela tiene chapa en su aula, en cada aula de cada desaparecido del colegio Nacional pusieron una chapa.
“La verdad es que hay que gozar de la libertad que tenemos, hay que tener memoria y hacer justicia” nos interpela Ñeca.
Mujeres como Ñeca, como las Madres, las Abuelas nos hacen comprender lo fuertes que pueden ser estas personas, lo perseverantes y sobre todo incansables. Hoy, ya grandes, con tanta historia a cuestas, dolor, búsqueda y tristeza, nos siguen enseñando la felicidad de ser testigos de un momento que siempre esperaron, un juicio. Pero no sólo el juicio con los abogados y jueces, con sentencias y leyes; sino ese juicio de la historia, del presente que dejará nuevas marcas en las generaciones futuras. Memoria, verdad y justicia.

Nota escrita para ser publicada en el periódico "El vecinal del sur" de Florencio Varela, edición abril 2013.

Profesora Mariana Jacob: Entrevista para El Puente. Uniendo Ideas - Alba Martino

Profesora Mariana Jacob: Entrevista para El Puente. Uniendo Ideas - Alba Martino


Pájaros Rojos de Graciela Pernas Martino  presentado en Florencio Varela el 16/3/13 por su madre Alba Martino Madre de Plaza de Mayo

Informe radial para el programa El Puente.
Uniendo Ideas Sábados de 14 a 16hs  FM La

17 marzo 2013

La lectura como práctica de libertad


Derribando muros
La lectura como práctica de libertad

La presente ponencia describe las experiencias de un taller de lectura desarrollado en el contexto de una escuela cárcel durante los años 2007 a 2011. El taller extraescolar era una propuesta para estudiantes de la escuela secundaria y estudiantes universitarios. Quienes asistían al taller muchas veces no comprendían la modalidad de la lectura compartida, de la circulación de la palabra, de la libertad de expresión. El taller estaba dentro del Programa de Apoyo al último año del nivel secundario para la articulación con el nivel superior del Ministerio de Educación de la Nación, ejecutado por la Universidad Nacional de Quilmes.
En ese taller las conclusiones eran compartidas, la lectura por momentos silenciosa, por momentos en voz alta. La lectura era nuestro punto de encuentro, la escuela el espacio para lograrlo. En las aulas de la Escuela Media Nº 12 de la Unidad  Penal Nº 23 y 31 de Florencio Varela, se derribaban los muros al menos por 2hs cada viernes. Los muros de la mente, los muros que impedían circular la palabra, aquellos que no permiten escuchar otras voces.
Al iniciar el taller se le entregaba a cada estudiante una bolsa con libros los cuales eran una selección de textos literarios, ciencias sociales, matemática, guías con actividades para desarrollar en el transcurso de las jornadas. La posesión de esos materiales implicaba un acuerdo implícito de conservarlos y leer la mayoría de ellos en el taller, pero también era la oportunidad para los estudiantes de tener una llave con la cual abrir la imaginación en el momento que quisieran hacerlo. Esta llave no implicaba un tiempo de utilización, sin embargo, generaba un compromiso en su utilización. “La lectura está buena porque es una puerta hacia la verdad, tener un libro es tener la libertad de expresarse, de imaginar, de reflexionar, el entendimiento parte desde la lectura. Apruebo la lectura, los libros. Gracias. Pablo – Estudiante de la EEM N°12, taller 2007”
Nueve encuentros totales se destinaban al taller, de los cuales se distribuían tres por cada eje temático. Muchas veces literatura y ciencias sociales acaparaba el total de los encuentros. Tal vez la posibilidad de imaginar nuevos mundos a través de los cuentos, o la discusión en forma de debate y escucha que posibilitaban algunas de las teorías, atrapaban hasta dejarnos sin tiempo. “La verdad que con el correr de las clases se va sabiendo que es solo el comienzo que dura poco, pues “a veces lo que es bueno si es breve es dos veces bueno”., sin clasificarlo lo considero vital para mi futuro como base para mi gran proyecto “un título”. Aporta cosas importantísimas, no sólo del saber y de su aplicación sino de su interpretación, que eso no se aprende fácil ni leyendo un libro. Si el análisis de un texto se explica en forma colectiva uno puede observar diferentes interpretaciones al mismo tiempo y las concepciones son mucho más abiertas y con una mayor visión que aporta no sólo información sino que aporta “profundidad” que en la mayoría de los casos es difícil de adquirir. Es como que nos complementáramos con nosotros y el profesor, quien también sin dudas tiene que ver pues no es el material sino el modo que se utiliza ese material. Mis más sinceros y respetuosos deseos para quienes facilitan este curso, a sabiendas de donde lo hacen y vaya la promesa de que no los defraudaremos. Agradecido. Hidalgo – Estudiante EEM N°12, taller 2010”
Para que el taller pudiera funcionar, se acordó con la escuela dictarlo un día en la semana antes del horario escolar. Es importante aclarar que los espacios destinados a la educación dentro de la cárcel son aquellos que fueron ocupados por las escuelas primaria o secundaria. Entre quienes integran estas instituciones se refieren a estos lugares como espacios “ganados”, debido a la resistencia que la propia institución cárcel genera para cooptar estos lugares. Las escuelas si bien están dentro de la cárcel, mantienen su autonomía, sus reglas y por sobre todo el espacio de libertad de pensamiento, opinión y creación. Mantener estas características es un desafío constante. Así también los estudiantes fueron creando distintos espacios como lo son el Centro Cultural, talleres de pintura o el Centro Universitario.
Las instituciones son creaciones humanas, las cuales establecen un vínculo. “Desde nuestra perspectiva, las instituciones se pueden definir como edificios simbólicos e imaginarios, arquitecturas y construcciones" que el hombre levanta por su necesidad de dar forma (su trabajo con y contra lo informe). Las instituciones resultarían, así, tanto de esa condena a dar forma como de la imperiosa necesidad de elaborar lo inexorable de la brevedad de la vida, por lo cual las formas institucionales inscriben a los sujetos singulares en una permanencia que excede el presente viviente, ofreciéndoles la ilusión de un tiempo que no tendrán la posibilidad de habitar en el presente”. (Frigerio, 2005)
Dar el taller dentro del espacio de la escuela brindaba la posibilidad de dialogar entre todos en igualdad de lectores, sin importar de qué pabellón, causa penal o cantidad de tiempo estuviese detenido ese estudiante. Como se señaló al inicio, el taller estaba destinado a estudiantes del último año del secundario, pero también asistían estudiantes universitarios. Por el nivel de las lecturas y análisis muchas veces se acercaban estudiantes de la escuela primaria, pero se retiraban al poco tiempo. El requisito para asistir al taller era ser estudiante porque de esta manera se acompañaba la importancia de pertenecer, asistir y ser parte de la escuela dentro de la cárcel. Los estudiantes universitarios encontraban un lugar donde compartir las lecturas que estaba haciendo para las carreras a las cuales estaban  inscriptos. Era el ámbito perfecto para que sus palabras cobraran mas fuerza frente a un grupo que no los juzgaba sino que los escuchaba atentamente en cada intervención.
La asistencia continua al taller era un desafío que se encaraba cada semana. Los estudiantes para llegar al taller tenían que esperar que un agente del Servicio Penitenciario pasara a buscarlos por los pabellones. Como el taller no se evaluaba con calificaciones asistir era a voluntad, solo por compartir con el otro, con la lectura. Dentro de una cárcel muchas veces con la voluntad solamente no alcanza. Muchas veces sucedía que los estudiantes no habían sido buscados para asistir al taller. En otras oportunidades, las situaciones adversas propias de la cárcel generaban un desanimo en los estudiantes que en muchas ocasiones se ausentaban. En los peores de los casos los estudiantes no concurrían mas por haber sido trasladados a otra Unidad Penitenciaria.
Con este marco, es preciso tener presente que el taller se desarrollaba dentro de una cárcel, si bien el espacio de la escuela permitía la libertad de acción y desarrollo, la cárcel como institución total marcaba sus reglas fuertemente, a tal punto que incidían en la continuidad no solo de las actividades sino de la asistencia de los estudiantes. En palabras de Erving Goffman (1988:13) la institución total es un lugar de residencia o trabajo en donde gran número de individuos en igual situación, aislados de la sociedad por un período considerado de tiempo, comparten en su encierro una rutina diaria, administrada formalmente. La disciplina, el orden son establecidos a través de un control que se desarrolla en una rutina y todos los sujetos se sienten en igual condición, privados de su libertad. Dentro de las instituciones totales se construye la idea de los privilegios y castigos, por lo que asistir a la escuela o ir a un taller puede interpretarse como un beneficio, el cual puede perderse en cualquier momento por quienes administran estos privilegios y castigos.
El taller permitía pensar en la lectura como una forma de participación social y cultural. La lectura implicaba un análisis individual y colectivo del texto elegido. Quienes se involucraban en esta actividad dejaban de entender a la lectura como una actividad pasiva o un simple acto para hacer pasar el tiempo dentro de la cárcel. A través de la lectura se generan discusiones entre otros autores, preguntas acerca de lo que se conocía, y discusiones con los nuevos saberes. Al leer es indispensable la soledad, introspección y concentración en lo que se está leyendo. Pero esta lectura recobra sentido cuando esas palabras se socializan, se ponen en juego con otros relatos, se comparten con otras historias y se discuten con otras ideas.
Coordinar cada taller implicaba comprender la complejidad del contexto en el que se desarrollaba, las características de los sujetos que integraban este espacio, la posibilidad de mediar entre los saberes compartidos y aquellos que se extraían de las lecturas. Las actividades propuestas eran una excusa para continuar el curso de las lecturas, muchas veces se finalizaban durante el taller y muchas tantas se dejaban para el desarrollo individual. La posibilidad de lograr la lectura en voz alta, donde el silencio acompañaba atentamente a quien pronunciaba los sonidos que invitaban a imaginar una historia, un paisaje derribando los muros que los rodeaba. No se trataba de exponerse a la crítica por la pronunciación o por lo interpretado, sino la posibilidad de escucharse y escuchar, de respetar la palabra del otro.
En cierta oportunidad dos estudiantes plantearon que en este tipo de taller se generó lo que nunca en otra circunstancia podría suceder. Uno había formado parte de la policía, el otro no conocía otra forma de vida que no sea el robo. Sin embargo, la escuela, el taller, logró que ambos se sentaran en la misma mesa, que escucharan las críticas o reflexiones sobre los textos compartidos. Pero por sobre todo, que escucharan lo que cada uno tenía para decir.
"No es posible un compromiso verdadero con la realidad y con los hombres concretos que en ella y con ella están, si de esta realidad y de estos hombres uno tiene una conciencia ingenua. No es posible compromiso auténtico si, al que se piensa comprometido, la realidad se le presenta como si fuera algo dado, estático e inmutable"(Freire, 1987). Realidades que se transformaban a partir de la palabra, del lenguaje y de manera de describir la realidad que los rodea. Desnaturalizar las situaciones, cuestionando desde las lecturas hasta los discursos socialmente establecidos que los describe a ellos y a sus propios compañeros y que se repiten, naturalizándose a tal punto de no cuestionarse.
En palabras de un estudiante, que se refiere al taller de la siguiente manera: Me parece importante este espacio que compartimos, porque estimula a una literatura donde muchos en estas circunstancias nos sentimos libres y a la vez nos hace reflexionar la importancia de las posibilidades que genera el conocimiento. Cuando dos mercaderes intercambian mercaderías, cada cual se queda con lo suyo, pero cuando dos estudiantes intercambian conocimientos, cada cual aparte de obtener el suyo puede quedarse con el del otro. No puede haber mejor transacción”. David – Estudiante Universitario, taller 2008-
Para iniciar el taller se le solicitaba a los estudiantes que hicieran un repaso de lo que se había hablado, las conclusiones de las lecturas, las apreciaciones personales. De esta manera, se destacaba la importancia de la escucha atenta y se permitía una integración en el diálogo de las interpretaciones personales. Así como una invitación a continuar la lectura, con otros tiempos, que no son los mismos de que puede brindar un taller de 2 hs de duración.
Textos como “La alegoría de la caverna” o “El fantasma de Canterville” generaban gran interés en la participación de la lectura compartida, pero también grandes debates relacionados con la realidad que ellos mismos atravesaban. “La realidad tiene diferentes puntos de vista. Mi realidad en este tiempo, día a día me despierto privado de mi libertad. Pero veo la otra realidad interna y es que me siento libre, libre. La teoría de la caverna me dio herramientas para reflexionar sobre el estado de las cosas. Silvio – Estudiante de la EEM N° 12, taller 2011”
Coordinar el taller, lograr que la palabra circule y permita en cada jornada ir derribando los muros que condicionan y estructuran a los sujetos que en él participaban, no fue tarea sencilla. Prejuicios, estereotipos y temores fueron los principales obstáculos. En cada encuentro se les pedía a los estudiantes que expresaran por escrito en un cuaderno, aquellas percepciones sobre la jornada, podían firmar el comentario, o hacerlo de forma anónima. Muchos encontraban en ese medio la posibilidad de expresar lo que sintieron, lo que les generó el taller y lo que esperaban de este espacio. Lejos de ser un aparato de control, este medio posibilitaba al coordinador tener en cuenta aspectos a mejorar, a sumar o bien a compartir con todos los integrantes. Por eso en el desarrollo de esta ponencia se incluyeron algunos de los tantos comentarios realizados en los años que se desempeño el taller de lectura.
 “Se inició una conversación desprolija entre alumnos donde no había un tema preciso, si bien es rico en su diversidad, se corre el riesgo de comenzar a divagar sobre temas generales sin prestar atención en un tema específico, la literatura. Los alumnos debían estar sentados  y darle un aspecto más formal a la clase impartida o como medio de coartar la enseñanza sino como forma de unificar criterios y arribar a una conclusión, particularmente creo que se puede guiar al alumno pero marcando quien enseña y quién aprende. ¿Hoy qué aprendí? ¿Estoy aquí para aprender? ¿El aprendizaje me mejora como recluso? Todas reflexiones que realizo a través de la lectura, entonces creo una vez más: la educación es positiva para mi vida. Anónimo – Estudiante universitario, taller 2009”.
            Compartir esta experiencia es poner en conocimiento de otra realidad, es extender los horizontes que plantea una experiencia en relación de la lectura y destacar el valor de este tipo de acciones para generar nuevas interpretaciones. De esta forma seguir construyendo nuevos saberes y conocimientos. La lectura dentro de la escuela para que se extienda fuera de ella. Los estudiantes del taller, cuando finalizábamos los encuentros, regalaban sus libros a sus amigos, familiares, generando la continuidad. La lectura no terminaba en ese espacio ni en las páginas de los materiales entregados, la lectura continuaba en sus pensamientos, en los recuerdos y las nuevas historias que comenzaban a escribir. De eso se trata de derribar los muros para dar lugar a la circulación de la palabra, construyendo puentes de comunicación que posibiliten nuevos encuentros con otros que piensen, opinen e interpreten de otra forma. Pero que en definitiva coincidan en que la única forma de compartir y construir es a partir del diálogo con el otro, participando de estos espacios de educación para poder lograrlo.
"Solamente el diálogo, que implica el pensar crítico, es capaz de generarlo. Sin él no hay comunicación y sin ésta no hay verdadera educación. Paulo Freire" - Nota difundida por el Blog de la Red Girasoles - 

Vivir en la colonia: “the magical mystery tour”


Testimonio varelense

Vivir en la colonia: “the magical mystery tour”


La Colonia es un barrio de los tantos barrios que tiene el distrito de Florencio Varela (creo que todavía puede llamarse de esta manera). Durante el gobierno del Gral. Perón fue poblándose esta zona rural, de inmigrantes que buscaban una nueva oportunidad en este suelo. La mayoría de esos inmigrantes eran japoneses e italianos, pero también los hubo portugueses. Para la década de los 90, fueron otros inmigrantes los que ocuparon el lugar de los primeros, quinteros de origen boliviano se ocuparon de la labor de la siembra y la cosecha.  
Aunque no es la intención hacer un repaso histórico, estos datos dan un panorama de los pobladores de esta zona y el origen de su nombre. En esta zona también hay muchos compatriotas de Tucumán, Santiago del Estero, Salta que vienen por temporadas para distintas cosechas, muchas familias se quedan para probar suerte con el trabajo duro del campo.
Numerosas familias viven en la zona, gran cantidad de sus hijos estudia y trabaja por lo que implica viajar, movilizarse, cosa que en esta zona cuesta mucho. Cuesta porque sólo pasa una empresa de transporte la Línea 500 Ramal K, la cual recorre el camino rural de los barrios El Alpino, La Colonia y parte de La Capilla. Colectivo que oficialmente pasa cada media hora pero en la vivencia de quienes viajan asiduamente pasa cada 40 minutos a una hora. En tiempos donde el tiempo es valioso para todos, también para los que viven en el campo. Claro que muchas veces debido al mal estado del camino de La Colonia el colectivo no pasa por la zona y hace su recorrido por la Ruta Provincial N° 36 esquivando los infructuosos caminos, empedrados de la naturaleza, los baches habituales que muchas veces asemejan a un pequeño Dakar.
Durante la noche este camino permite adentrase a una oscuridad espesa y absorbente. Los altibajos del camino que no fueron memorizados durante la luz del día pueden ser una trampa para quien se deja llevar por el viaje. Grillos y luciérnagas acompañan en una tierra que muy pocos se animan a vivirla diariamente. María Medina, es una estudiante del Profesorado de Matemática del Instituto Superior de Formación Docente N °50 de Berazategui. María vive en la zona de La Colonia hace 12 años, se crió en una quinta muy cercana a donde hoy funciona el Complejo Penitenciario. Trabaja en la quinta junto a su familia desde muy pequeña.
Fanática de los Beatles conmueven sus palabras al referirse con tanto orgullo sobre su oficio de quintera, transmitido por su padre y ejercido por la familia. Trabajar en la tierra muchas veces genera la idea de un trabajo menor, poco preparado y muy desvalorado socialmente. Sin embargo, comprender la importancia de este trabajo, el esfuerzo y dedicación que genera hace comprender lo poco que conocemos y nos escuchamos. Pero sobre todo, el valor que tiene un oficio que en definitiva permite que muchos alimentos lleguen a la mesa de los hogares varelenses.
Cuando María comienza a describir su labor cotidiana en la quinta se apasiona y detalla por ejemplo, los cuidados que se deben tener con las frutillas “tenes que regar por goteo. Mi viejo hace los lomos con el tractor sobre la tierra abonada. A los costados de esos surcos van unas mangueras que son finitas y la riegan a las plantas de frutilla por goteo. Este tipo de riego mantiene húmeda la tierra. En los surcos se pone un nylon negro, donde van a ir las plantas se le hacen unos agujeritos, esto es para que cuando salga la frutilla no se pudra al contacto con la tierra. Para la época fría, se arma un túnel con otro nylon para que las heladas no maten a las plantas y sus flores. Es  un trabajo todo manual. Así se hace con el tomate y la berenjena.”
María cuenta que hace unos años las plantas de frutillas vinieron malas y perdieron toda la cosecha, lo que les implicó gran pérdida para poder invertir nuevamente. Los plantines de frutillas son traídos de EEUU por lo que su siembra requiere una inversión económica debido a su precio. “Hace 6 años volvimos a probar con la frutilla. Porque sembrar otras verduras es ganar solo para la comida. El trabajo de la quinta es un poco eso, te tiene que dar para volver a sembrar y para sobrevivir. Si te da solo para comer, a la larga la vas perdiendo y no queda en nada el trabajo, no podes volver a sembrar. Te tiene que dar para comprar semillas, plantines, remedios…” explica María.
Las estaciones del año van marcando los horarios de trabajo en la tierra, durante el verano las jornadas comienzan a las 6 AM  y pueden llegar a terminar entrada la noche. Por el invierno las cosas cambian, las heladas o neblinas les permiten a los quinteros comenzar su labor aproximadamente a las 9AM pero la jornada ya no puede extenderse hasta muy tarde en la noche. Estos horarios no impidieron que María estudiara. Sus primeros estudios los hizo en la Escuela Primaria N° 8 donde la mayoría de los estudiantes son de la zona. Allí una profesora de inglés la hizo escuchar “Imagine” de Lennon y el amor con los Beatles fue inmediato. La educación secundaria marcó un cambio radical, comenzó a viajar en colectivo. Empezó a experimentar la paciencia de muchos de los pobladores por la espera de la llegada del colectivo, la rabia por su ausencia…la impaciencia por llegar a destino. La escuela elegida fue la EEM N° 1 “Dr. Silvio Dessy”.
“Durante la secundaria me acuerdo que hubo tiempos que no teníamos nada, ni para comprar semillas. De cada plantación de zapallitos dejábamos un surco para que se hagan grandes así le sacábamos las semillas. No da lo mismo que la semilla comprada, pero no podíamos comprar. Fueron tiempos difíciles. Eso fue después de que le fuera mal con las plantas de frutillas. Para comer nunca nos falto pero si trabajas en la quinta eso no te sirve” recuerda María.
María fue un año abanderada, escolta y salió tercer mejor promedio al finalizar su educación secundaria en la Orientación Economía y Gestión. Nunca dejó de ayudar a su familia en el trabajo de la quinta. Sin embargo, “al principio en la secundaria me costo porque venia de 9 años de la primaria con los mismos compañeros y allá fui sola. Y me costo adaptarme al cambio, gente nueva. Quería abandonar. No era de ir a bailar, no me llamaba la atención. Pasa que la vida en el campo no es muy sociable. Tengo libre los sábados y domingos pero te limita mucho el transporte. Una hora de viaje, pasa cada una hora el colectivo, dicen cada media hora pero no cumple. Los fines de semana con la visita en el penal no para el colectivo y ya no viajas.” Dice un poco resignada María.
Recuerda fuertemente a Marcela la Bibliotecaria de la tarde, de aquellas tardes cuando estudiaba en la Dessy. Marcela le regaló un CD con la colección completa de los Beatles. María a pesar de todas las dificultades para viajar, para estudiar, ya había iniciado este camino. Al finalizar la secundaria se inscribió en el ISFD N° 50 del Cruce de Florencio Varela en la carrera Profesorado de Matemática. Aunque le genera mucha expectativa la docencia asegura que continuará ayudando a su familia, porque el trabajo en el campo es un legado de su padre.
“Esto es lo que me enseño mi viejo, este oficio. Al menos vamos a vivir de algo. Mi viejo siempre dice que hay que cuidar el campo, porque es lo que mueve el país. Pero sentimos que mucha bola no se le da” dice María.
María es un caso entre muchísimos casos de vecinos que tienen su oficio y su vida en las quintas. A poco de recibirse de profesora, María nos muestra que no hay impedimentos cuando hay voluntad. Pero también nos enseña que es importante diferenciar cuando se habla “del campo” y como dice María: “no poner a todos en la misma bolsa. Porque los que hacen paro son los que más tienen, de 100 hectáreas para arriba. Nosotros somos de pocas hectáreas o sea producimos para la zona pero también somos “el campo”, el campo no es solo soja y trigo.”
Vivir, transitar, conocer sobre La Colonia es un poco animarse a una mágica gira misteriosa, siempre espera para llevarnos. - Nota publicada en el periódico varelense "El Vecinal del Sur"-